En pleno siglo XXI, es indiscutible que la herramienta principal de un traductor, sea cual sea su especialidad, es el ordenador. Esta herramienta posee un potencial casi infinito para mejorar la eficiencia y la calidad del trabajo, y un buen traductor, como usuario informático avanzado, debe estar preparado para sacarle el máximo partido. En el caso de la traducción audiovisual, esta preparación es aún más relevante, debido tanto a los distintos procesos técnicos propios de esta especialidad como a la constante evolución de los mismos. Todo ello sumado a la situación actual del mercado audiovisual exige que el perfil del traductor audiovisual tradicional evolucione a un perfil de traductor audiovisual avanzado.